En
1508, el Cardenal Cisneros, bajo la advocación de San Juan Bautista, funda una
comunidad de Religiosas de la Tercera Regla de San Francisco. Será la comunidad
de San Juan de la Penitencia, y junto a él fundó también un Colegio para
doncellas y un Hospital para mujeres. Tanto el Colegio como el Hospital los
puso bajo el cuidado de la abadesa y de la comunidad, que dirigía y administraba
sus rentas.
El
Cardenal entregará a las Religiosas unas Constituciones escritas por él, que
siguen muy de cerca las indicaciones que San Francisco dio a Santa Clara. Este
Monasterio se funda en la parte más antigua de la ciudad.
En
el siglo XIX, por los acontecimientos vividos en la sociedad española, las
hermanas deben desalojar el Convento de San Juan en dos ocasiones. Cuando
vuelven, el edificio se desmoronaba y se hacía urgente el traslado de la
comunidad. En 1584 las hermanas se trasladaron a su ubicación actual, un
antiguo convento de Agustinos Recoletos que tras la desamortización pasó a ser
propiedad particular. La propietaria de dicho edificio se lo ofreció a las
hermanas. Hasta 1936 las hermanas hacen las reparaciones necesarias, hasta que
en julio, las 19 religiosas tuvieron que marchar.
Al
terminar la guerra volvieron las hermanas supervivientes para reconstruir el
edificio y volver a tener una vida contemplativa. En la posguerra, un aluvión
de vocaciones hicieron que esta comunidad volviera a la normalidad, y así
volvieron a dar clases como en sus orígenes.
Tras el Concilio Vaticano II, la comunidad quiso volver a los orígenes franciscanos y optaron por dejar el colegio pues no lo veían como parte del carisma e incompatible con la vida contemplativa. Y, al poco tiempo, dejada ya la actividad docente y tras un largo discernimiento, también se adoptó la Regla de santa Clara de Así, pasando a ser clarisas.
un lugar para pensar, fuera del stress cotidiano. emana tranquilidad.
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