La comunidad lo reflexionó, lo oró y al fin se ilusiono grandemente con el proyecto. El día 9
de febrero de 1998, el Capítulo Conventual, convocado por la M. Abadesa Mª. Joaquín de la Fuente,
después de profunda reflexión y diálogo, dio el consentimiento para asumir
este proyecto. El 7 de junio, solemnidad de la Santísima Trinidad, tuvimos la oportunidad
de conocer “la tierra prometida” y dos hermanas con Monseñor Carlos viajaron en
su avioneta a Puerto Suárez, capital de la provincia German Busch.
El día 13 de junio de 2002, fiesta de S. Antonio, nos despedíamos de la
Comunidad de S. Ignacio e iniciábamos la nueva andadura convencidas con ello de cumplir la voluntad de Dios y dar continuidad al
proyecto de fundación como filial de San Ignacio. Llegamos a Puerto Suárez el 14 de junio a las 11
de la mañana.
Después de unos años, la Comunidad había crecido lo suficiente como para
pedir la erección canónica. El 21 de Noviembre de 2007, llegó el
rescripto de Roma concediéndolo junto con el decreto de poder pertenecer a la
Federación Castellana de San Gregorio Magno.
Como todas las obras de Dios, también ésta tuvo que pasar por el tamiz de
la purificación. La Comunidad comenzó a disminuir, hermanas más y
menos jóvenes salieron del convento, de modo que en un espacio corto quedamos el mismo número que cuando salimos de San Ignacio, aunque no las
mismas hermanas.
Somos felices. Las palabras que Dios pone en boca del profeta Isaías, 56,7 se cumplen en nuestras vidas: “Las traeré a mi cerro Santo y haré que se sientan felices en mi casa de oración”. Cuidamos mucho la Liturgia y la adoración al Santísimo, Con este alimento se resiste hasta el fuerte calor de Puerto Suárez.
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